3/9/15

Alas a estos gusanos



Hola, mundo. Somos Møna, y esta es la historia de nuestro nuevo proyecto musical.

La verdad es que ambos empezamos en esto de la música hace ya tiempo. Montse Álvarez lo hizo con Nosoträsh, banda que no necesita mucha presentación: fue uno de los grupos más queridos del indie de los 90 y, después de su irrupción con el single "Voy a aterrizar" (1996),  editaron cuatro elepés (Nadie hablará de Nosoträsh, 1997, Mi vida en un fin de semana, 2000, Popemas, 2002 y Cierra la puerta al salir, 2005). Hoy día, colabora al bajo y las voces con Rubén, Joselito y los nenos del Brasil. Por su parte, Ismael Piñera formó en esos mismos años la banda de powerpop Tommy Crimes (que editó dos epés y un elepé con Subterfuge y Astro, respectivamente) y luego, ya entrado el siglo XXI, empezó a escribir en castellano los temas de Marienbad, grupo que ha editado otros tres larga duración desde 2006. Hoy día colabora (grabándolos o acompañándolos en directo) con Los Bonsáis y otras formaciones asturianas.

Como parte, ambos, de aquella efervescencia musical que acabó denominándose -guste más o menos-  Xixón Sound, nos conocimos entonces, en los años noventa. Pero luego, después de un tiempo sin vernos, el destino quiso que coincidiéramos en el mismo trabajo. Desde entonces, han sido muchos los cafés, los madrugones, los marrones, los trayectos en coche, las alegrías y los cabreos que hemos compartido. Y, en algún momento difícil de precisar, nos pareció obvio y natural dejar que las complicidades, las biografías paralelas, las confidencias, pasaran de la barra de la cafetería a los acordes de guitarra. Fue entonces cuando empezamos a enseñarnos ideas, a pasarnos letras y grabaciones, a tacharnos y sugerirnos melodías, arreglos, versos.

Por fin, este verano hemos encontrado un rato para vernos con calma y darle forma a todo eso. A Ismael siempre le ha gustado grabar, y tiene montado un estudio casero en el que fuimos puliendo el puñado de  canciones que, ahora, queremos presentar. Ha llovido mucho desde los años 90, y ambos estamos un poco despistados con cómo hacer las cosas. Hemos hablado con viejos amigos, preguntado aquí y allá. Aún dudamos si editar, si autoeditar, si hacer videoclips o fotomontajes, si aburrir a nuestros contactos de Facebook o llamar a las puertas de Spotify.

Una sola cosa es segura: tenemos ganas. Estamos contentos y orgullosos de nuestras pequeñas canciones, tenemos curiosidad por ver qué os parecerán, queremos ensayar, tocar, grabar. Hemos vuelto, después de tanto tiempo, a esta excitante casilla de salida. Y queremos echar a andar cuanto antes.

Queremos tejerles alas a esos gusanos que a veces nos centrifugan el ánimo, y hacerlos volar lejos, muy lejos.